Si tiene molestias en una articulación,
le duran desde hace más de dos semanas y no sabe a qué atribuirlas,
consulte a un médico. Podrían ser los primeros síntomas de una artrosis.
Si se la diagnostican precozmente, estará a tiempo de frenar el
deterioro de la articulación y posiblemente de reparar los daños en el cartílago. Si ignora los síntomas y deja que la destrucción del cartílago continúe, los daños serán irreparables.
Esta
es la conclusión general de los estudios presentados en el congreso
anual dela Sociedad Internacional para la Investigación de la Artrosis
(OARSI) que se ha celebrado en Seattle (EE.UU.). Sus resultados están
cambiando la visión clásica de cómo funcionan los cartílagos y cómo se
origina la artrosis. La visión que se desprende de los últimos estudios
presenta la artrosis como una enfermedad más compleja de lo que se
creía. Pero al mismo tiempo abre la vía a mejorar el diagnóstico y el
tratamiento de la enfermedad.
“Antes veíamos la
artrosis como un problema mecánico. Ahora nos damos cuenta de que es un
problema bioquímico sofisticado en el que intervienen una gran variedad
de moléculas”, declara Virginia Kraus, médico e investigadora dela
Universidad Duke (EE.UU.) y presidenta de la OARSI. “La veíamos como una
degradación del cartílago y ahora sabemos que afecta a todos los
tejidos de una articulación. La veíamos como una enfermedad degenerativa
irreversible y ahora pensamos que, por lo menos al principio, los daños
pueden ser reversibles”.
Un estudio de la
Universidad de Tasmania (Australia) presentado en el congreso de Seattle
ha detectado, en este sentido, que los cartílagos de la rodilla pueden
regenerarse cuando los daños son leves. En el estudio han participado
215 voluntarios que tenían una media de edad de 45 años, la mitad de
ellos con antecedentes familiares de artrosis, y a los que se examinaron
las rodillas con resonancia magnética. A cuatro de cada diez se les
encontraron daños en los cartílagos, aunque aún no les dolían. Diez años
más tarde, un 26% había empeorado, un 13% había mejorado y el 61%
restante permanecía estable. Por lo tanto, “los defectos en el cartílago
tienen capacidad de reparación”, afirma Hussain Khan, primer autor del
estudio.
Esta mejor comprensión de los cartílagos y
de la artrosis aún no se ha traducido en grandes avances en el
tratamiento dela enfermedad. Peroalgunos fármacos ofrecen resultados
prometedores para preservar la salud de las articulaciones. Entre ellos,
destacan los llamados sysadoas (acrónimo inglés de fármacos
sintomáticos de acción lenta contra la artrosis).
La
combinación de dos de estos fármacos (el condroitín sulfato y el
sulfato de glucosamina, producidos por la compañía española Bioibérica)
es por lo menos igual de eficaz que el tratamiento clásico con el
antiinflamatorio celecoxib y tiene menos efectos secundarios, según un
estudio internacional coordinado desde las universidades de Maryland
(EE.UU.) y Montreal (Canadá).
Además, “los
sysadoas tienen un efecto de protección del cartílago, por lo que pueden
ser útiles para prevenir el deterioro de la articulación en casos en
que una persona empieza a sufrir molestias pero aún no tiene una
artrosis avanzada”, declara Jordi Monfort, reumatólogo del hospital del
Mar de Barcelona que ha presentado dos estudios en Seattle.
Son
prometedores también los resultados de la lubricina, una proteína
lubricante que se encuentra de manera natural en las articulaciones y
que podría administrarse como fármaco en el futuro.La compañía Genzyme
la ha ensayado con éxito en ratones, pero aún no ha iniciado ensayos en
personas.
Junto a mejores tratamientos, distintos
grupos de investigación están desarrollando biomarcadores, es decir,
tests para detectar la artrosis en análisis de sangre u orina. “En el
futuro esperamos poder utilizarlos para detectar precozmente la
enfermedad. Serámuy útil porque muchos casos de artrosis se diagnostican
tarde, cuando la articulación está muy dañada y un diagnóstico más
precoz nos permitirá intervenir antes”, declara Marc Hochberg, de la
Universidad de Maryland en Baltimore (EE.UU.). En un primer momento, sin
embargo, los biomarcadores se utilizarán con fines de investigación,
advierte Hochberg. “Nos ayudarán a ver de manera rápida si un fármaco es
efectivo o no”.
La compañía belga Artialis,
surgida de la Universidad de Lieja, tiene previsto comercializar un
primer biomarcador para la artrosis en otoño. Es un test que detecta el
nivel de colágeno tipo 2 en la sangre. Dado que este tipo de colágeno es
específico del cartílago, un aumento de su nivel en la sangre indica
que la destrucción del cartílago se acelera (y por lo tanto que la
enfermedad va a peor), mientras que una reducción significa que la
destrucción se frena (y por lo tanto que la terapia es eficaz).
A
la espera de que mejoren los tratamientos y las técnicas de
diagnóstico, la mejor estrategia para proteger los cartílagos sigue
siendo la prevención. “Nos encontramos cada vez con más casos de
artrosis en personas relativamente jóvenes que practican actividades
físicas agresivas para sus articulaciones”, advierte Virginia Kraus.
“Hay una idea extendida y errónea de que la artrosis es una enfermedad
de gente mayor. Pero también puede afectar a personas jóvenes”.
Las
rodillas son las articulaciones afectadas con más frecuencia, seguidas
por las manos y la cadera, según datos de la Sociedad Española de
Reumatología. Deportes agresivos para las rodillas, como el fútbol y el
atletismo –sobre todo si se corre sobre asfalto- aumentan el riesgo de
desarrollar la enfermedad.
Marc Hochberg aconseja
“a cualquier persona que tenga molestias persistentes en una
articulación que consulte a un médico, sobre todo si es mayor de 40
años”. Sin embargo, la mayoría de personas afectadas no lo hacen porque
“falta más concienciación sobre la artrosis”, advierte Jordi Monfort,
del hospital del Mar.
Hay otra idea extendida, y
también errónea, de que la artrosis es una enfermedad menor y que, de
todos modos, nada se puede hacer contra ella porque es consecuencia del
proceso inevitable de envejecimiento.
Pero afecta a siete millones de
personas en España y tiene un coste medio de 1.502 euros anuales por
paciente –según datos de la Sociedad Española de Reumatología-. Y
gracias a avances como los presentados en el congreso de la OARSI en
Seattle, cada vez se puede hacer más prevenirla, diagnosticarla
precozmente y tratarla.
En los gimnasios he visto cantidad de personas
hacer 3 o 4 clases de aerobic durante el día sin descanso y venir cinco
o seis días a la semana, eso no es bueno para su salud. También hay
gimnasios en los que explotan a sus profesores de actividades dirigidas,
yo he conocido algunos, que con los años tienen problemas articulares teniendo que dejar su profesión y
esto tristemente tendría que estar regulado.
Con este artículo tan interesante me gustaría concienciar a ese tipo de gente que practica deporte sin mesura, que a la larga si no realizas una adecuada planificación de la intensidad y duración tu entrenamiento, y sobretodo de tu descanso para una buena recuperación, te puede afectar seriamente a tus articulaciones en forma de artrosis y otros problemas articulares. Sobretodo en deportes de alto impacto.
Buen fin de semana a tod@s